Una ofensiva diplomática que se desarrolló como plan para acabar con Maduro en variados frentes de la política, tanto en EEUU como en otras instancias mundiales como la OEA, acabó con desestabilizar el gobierno venezolano, indicó El Espectador.
Según el medio, desde septiembre del año anterior, los embajadores Francisco Santos en Washington y Alejandro Ordoñez en la OEA, dos hombres cercanos al presidente Duque, han trabajado para convencer a sus pares de impulsar un movimiento en contra del gobierno de Maduro.
El punto está en que los embajadores de Colombia comenzaron una campaña con el fin de demostrar que si no habían actos convincentes y coordinados entre Estados Unidos y otros países de la región “la Venezuela de Maduro pronto se le convertiría a la administración Trump en una Siria con petróleo o en una Somalia soportada en el negocio del narcotráfico”, indicó una fuente anónima al medio.
Esta justificación halló el apoyo de altos círculos del gobierno y el legislativo estadounidense, que con el apoyo de otros países además de Colombia como Canadá, Chile, Brasil, Perú y Argentina, alcanzaron que un bloque europeo se uniera a las voces que no reconocían al gobierno de Nicolás Maduro.
A esto se añade que el actual líder de la oposición de venezuela y autoproclamado presidente Juan Guaidó mantuvo un encuentro con Alejandro Ordoñez en Washington, en el cual se dialogó sobre convocar una protesta en contra del dicho régimen el 10 de enero y así sumar más voces de apoyo. Sin embargo, el presidente venezolano Nicolás Maduro aún cuenta con el apoyo de otros países como China, Rusia, Uruguay, México, y Cuba, además de el gran sector de militares que le son leales a su régimen, expresó la misma fuente a El Espectador.