La excandidata Betancourt indico que si bien ha compartido el deseo de los colombianos por alcanzar la paz, «hay cosas hechas por individuos o por la organización de las Farc como colectivo», las cuales le impiden perdonarlos a pesar de sus grandes esfuerzos por hacerlo.
Una de estas razones es que un mes después de que la secuestraran, fallece su padre; y si bien no fue a manos de las Farc, ellos “sí son responsables de su calvario y su agonía”.
“Mi hermana me cuenta que en el lecho de su muerte preguntaba ‘¿Dónde está la niña?’. Cuando me enteré que había muerto casi me enloquezco. Pensé que uno como ser humano no podía vivir sin dormir, pero duré un año así”, escribió.
De esa misma forma, acusó a las Farc de la tortura psicológica causada a su familia y a ella misma, pues el miedo con el que tuvo que vivir durante 16 años que estuvo secuestrada, le causó una “paranoia alrededor de las relaciones humanas y una inmensa soledad en el alma”.
También contó las arbitrariedades de las que fue víctima como el hecho de que su guardia botara la comida para no dársela a ella, o que uno de los que la tenia secuestrada escupiera en su olla o le llevara su comida dañada, llena de moscas y gusanos; detalles que Ingrid ya había comentado ante la JEP.
Indico a si mismo, que muchas veces le toco usar la ropa mojada ya que no les dejaban ponerla al sol para secarla.
También les llamaban por apodos muy denigrantes, y has les hacían creer que iban a ser liberados para que ellos caminaran más rápido.
Ademas, escribió que la obligaban a dormir sobre nidos de hormigas agresivas, de las mismas que si llegan a atacar en grupo pueden provocar hasta la muerte; o encima de garrapatas que pasaba días enteros quitándose.
También recordaba como fue su humillación por una «guerrillera machista» quien premiaba a los secuestradores que tuvieran comportamientos «soeces, vulgares e irrespetuosos» con las mujeres secuestradas, por lo que tuvo muchas veces que soportar a hombres, jóvenes entre 14 o 15 años, que se le acercaran en las noches para tener «tocamientos inapropiados».
Dio detalles, de las vergüenzas que le hicieron pasar sus secuestradores cuando en las embarcaciones ella pedía orinar y » el comandante Enrique decía:’haga ahí delante de todos y encima de sus compañeros'», mientras que a los secuestrados hombres les daban permiso de salir por debajo del bache.
También contó el suplicio que vivía cuando le llegaba su mestruación ya que no le daban toallas y le tocaba bañarse en caños «infestados de pirañas».
Otro suceso contando, es todo lo que tuvo que soportar, años, encadenada a un árbol y a otro compañero secuestrado con el que tenia que turnarse para poder hacer del cuerpo.
“Yo era la única mujer en grupo de hombres; cuando me encadenaban a un compañero, a él le toca ir conmigo a los chontos y nos tocaba por turnos voltearnos mientras el otro hacía del cuerpo”, dijo.
Dijo las torturas que significaba enfermarse en la selva, ya que asi la guerrilla contara con medicamentos se negaban a suministrarlos, por lo que incluso, llegó a suplicarles que le dieran pastillas contra la malaria.
De igual manera, también recordó que una guerrillera, sin la más mínima idea, le saco mucha sangre provocándole asi flebitis por tantos chuzones recibidos.
La excandidata también aseguró que el trato con ella fue siempre mas duro teniendo en cuenta el hecho de «ser mujer, ser política y para ellos su enemiga clase media» y contó que después de su intento de fuga fue violentada con cadenas y apuntándole con un arma como si fuera hacer ejecutada
Entre tanta desgracia, resaltó el trato que tuvo el entonces comandate Joaquín Gómez, que en su primer año de cautiverio y tras conocer los maltratos de los que era víctima, ordenó que Betancourt tuviera un espacio para ella sola, aunque eso solo duraría 2 meses, pues luego fue trasladada al bloque “sangriento y cruel” del Mono Jojoy, del cual, tiene certeza, dio órdenes, pues “fue él quien se ideó secuestrar políticos”.
De esta manera culmina diciendo que solo Dios puede perdonar a los secuestradores que la torturaron y humillaron por tanto tiempo, aunque también asegura que creen la gente y en su cambio, incluso esas personas «que dentro de las Farc nos trataron con tanta sevicia».
FUENTES CONSULTADAS: REVISTA SEMANA
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