Mientras que la monja Adriana Torres llamó la atención por defender al expresidente, otra monja colombiana estremeció El Vaticano.
El 8 de octubre, mientras que Adriana Torres, llegó desde Medellín hasta el centro de Bogotá para apoyar a Álvaro Uribe previo a la indagatoria en el Palacio de Justicia con gritos como “¡Que viva el sagrado Álvaro Uribe!”, “¡¿Por qué lo persiguen?!”, “¡Álvaro Uribe está con el señor Jesús!”, la monja Alba Teresa Cediel, llamó la atención por tocar uno de los temas más difíciles del catolicismo.
Frente a cerca de 350 personas que asistieron a la primera reunión general del Sínodo en la Amazonía, la monja Alba Teresa habló sobre un tema que pocos tienen la valentía de tocar, la participación de la mujer en la Iglesia.
“La participación de nosotras como mujeres, como dicen en italiano, [va] piano, piano, piano: poco a poco vamos caminando hacia la Iglesia [para] que nos reconozca”, dijo la religiosa oriunda de Piedecuesta (Santander), citada por el portal InfoCatólica. “La presencia de la mujer en la selva de la Amazonia es muy grande y hay muy pocos sacerdotes, y tienen que ir de un sitio a otro. Sin embargo, nosotras hacemos una presencia constante”.
“Acompañamos a los indígenas en los diferentes eventos. Cuando el sacerdote no puede hacer presencia y se necesita que haya un bautismo, nosotras bautizamos; si alguien se quiere casar, nosotras hacemos presencia y somos testigos de ese amor. Y muchas veces nos ha tocado escuchar en confesión”, añadió.
Además reconoció, de acuerdo con INFOCATÓLICA, que no ha recibido la absolución, dijo que en el fondo de sus corazones han dicho:
“Con la humildad de que este hombre o mujer se acerque a nosotras, por situaciones de enfermedad o ya próximos a la muerte, nosotras creemos que Dios Padre también actúa ahí”.
Otra cosa que también habrá asombrado al Vaticano fue que al sostener cada congregación, como lo hacen varias mujeres:
“Lo que puede hacer una mujer desde el bautismo como mujeres sacerdotes, reinas y profetas”.
Esto, a muchos les llamó la atención, pues sus palabras tienen un gran contraste con el de la monja Adriana Torres, quien defendió ‘radicalmente’ a un movimiento político, mientras que ella se dedicó a la mujer.
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